sábado, 23 de agosto de 2008

Principios de la filosofía clásica.

Es indudable que en algún momento del desarrollo del género humano, la existencia de un universo de realidades y el advertir que entre todos sus componentes existía un orden y una relación causal que los vinculaba, suscitó la interrogante acerca del cómo y el por qué de esa existencia.
Desde lo más remoto de los tiempos, fueron las religiones y las mitologías las que apuntaron a dar una respuesta a las preguntas que los seres humanos se formulaban acerca de qué es el mundo, de dónde procede, por qué existe, a qué se deben esas relaciones que se perciben y trasuntan un orden, algo que hace que siempre algunos sucesos ocurran de la misma manera. Pero las respuestas ofrecidas por las religiones o aún por las supersticiones, estaban fundadas en la pura fantasía, en la mera creencia; la diferencia surge cuando se intenta dar a esas interrogantes una respuesta que aparezca como aceptable desde el punto de vista del razonamiento.
Eso fué - a estar a los textos que han llegado hasta nuestros días - lo que ocurrió primeramente en la colonia griega de Mileto, ciudad ubicada en el Asia Menor, en lo que en su época era la región de Jonia. Durante el siglo VI A.C., vivieron en Mileto Tales, Anaximandro y Anaxímedes , a los que se tiene por fundadores de la primera escuela de pensamiento filosófico de la antigüedad; en cuanto habrían sido los primeros que procuraron dar una explicación global para toda la realidad múltiple que perciben los sentidos, encontrando en ella un principio único; a partir de la concepción de los griegos conforme a la cual el Universo era eterno y por lo tanto había existido desde siempre.
Los filósofos de la Escuela de Mileto - a menudo denominados presocráticos - intentaron dar una respuesta a los problemas que les planteaba la Naturaleza, apartándose de los grandes mitos cosmogónicos, basando sus conclusiones en un estudio racional de los fenómenos atmosféricos y geográficos.
Para ello acudieron a tres conceptos fundamentales:
La physis (pron.: fisis) la Naturaleza, pero no entendida en el sentido moderno y contemporáneo, como algo estático y consolidado; sino en un sentido dinámico, como algo que surge, que nace, que brota, una realidad esencialmente cambiante. Una realidad primera, fundamental y persistente, en cuyo sentido se relaciona con el concepto del arkhé : lo que resulta primario y fundamental, en oposición a lo que es secundario, derivado y transitorio.
En general - salvo algunas excepciones como el caso de Parménides - la naturaleza es considerada como un orden dinámico, por cuanto los movimientos que se aprecian en los astros, las estaciones, las especies y generaciones de seres vivos, revelan responder a una sucesión ordenada. Pero ese orden se revela asimismo como un factor intrínseco e inherente de la propia naturaleza, por diferenciación con aquello que son las cosas producidas por el hombre; de tal manera que, para los griegos, el Universo es concebido esencialmente como una entidad viviente.
El arkhé (pron.: arjé) un principio originario común a todas las cosas, origen y fundamento de lo real; a la vez fuente de donde todo surge, y fin o término hacia donde todo se dirige o vuelve.
En la propia condición cambiante de la naturaleza, sin embargo se percibe una esencia, algo que en ella es de carácter permanente y que hace que a pesar de su mutabilidad las cosas siempre sean lo que son. El principio originario que la filosofía procura iluminar mediante el conocimiento racional, ha de ser aquello que permita saber de qué se originan todas las realidades del Universo; que al mismo tiempo que permita conocer en qué consisten, permita explicar sus transformaciones o la multiplicidad de formas que un mismo principio adopta en la infinita variedad que la realidad presenta.
Es claro, entonces, que el principio esencial debe reunir a la vez la condición de ser radical en el sentido de que sea lo primariamente originario, y de ser universal en cuanto debe abarcar la totalidad de la realidad. Una cuestión que surge inmediatamente al respecto, es aquella de la misma posibilidad de que exista realmente un único principio esencial, y en todo caso, de que exista solamente uno; que fue una de las primeras cuestiones abordadas por la Escuela de Mileto, al responder a ambas en sentido afirmativo.
El kosmos, expresión griega que puede considerarse equivalente al orden como concepto opuesto al kaos (caos); que hace referencia a lo real del Universo, pero en cuanto se comporta ordenadamente; la Naturaleza en un sentido más cercano al actual, como un universo organizado en una unidad totalmente integrada.

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